Janeth Charris, 42 años, 8 meses, 15 días, 23 horas, 45 minutos

Y llego la hora de volver a casa después de tres meses de ausencia. Vengo no solo con la maleta llena de ropa sucia sino con la mente llena de paisajes, olores y sonidos. Vengo con el alma limpia, los pulmones llenos de aire, los ojos cargados de imágenes maravillosas e instantes congelados.Traigo en mi corazón  los latidos de la tierra, en la piel impregnado, cada rayo de sol recibido, cada beso  y  cada caricia. En mis oídos, el sonido de la voz,  de mi voz interior, de muchas voces, de muchas lenguas, de muchos acentos, de muchas palabras  y también de muchos silencios que alimentaron mi ser. 


Fueron  tres meses en los que visite sin quererlo - porque todo fue casualidad y se fue dando poco a poco - cuatro continentes: Sur américa,  Norteamérica, Centroamérica y Europa. 4 países y alrededor de 30 ciudades y  pueblecitos. Subí volcanes activos, nade en aguas profundas, visite castillos, puertos, vi el mar de muchos colores y senti su furia. Me sumergí en culturas milenarias y pude sentarme a ver vestigios de civilizaciones antiguas como Tikal, el corazón del mundo Maya.



Machu Picchu ( Perú) y Parque Nacional Tikal ( Guatemala)
Dormí sola en  medio de la selva guatemalteca durante dos noches, solo por el placer de poder amanecer en  uno de los sitios mas hermosos que han visto mis ojos hasta este momento: Semuc  Champey, uno de los muchos atractivos con que cuenta Guatemala y cuyo nombre significa  "agua sagrada que esconde la piedra " en lengua Maya. Pero no solo dormí allí, también lo hice en el El Lago Titicaca , el lago navegable más alto del mundo, que se encuentra a 3.810 metros  de altura sobre el nivel del mar, es algo indescriptible lo que se siente al estar desconectada del mundo moderno y conectada con lo natural , con un ritmo de vida tan distinto al que vivo a diario, terriblemente distinto y detenido en el tiempo.



Me vestí de indígena e hice el más espectacular turismo vivencial en la isla Amantani ubicada a 38 kilometros de Puno (Perú) y en compañía de Felicia, quién  me abrió las puertas de su hogar, visite los sitios sagrados y conocí lo más tradicional de su cultura, su forma de cultivar, sus costumbres, sus trajes típicos, su lengua quechua, su gastronomía y su excelente trabajo  textil. 
Templo a la Pachamama en la Isla Amantani ( Lago Titicaca- Perú)

A pesar del mal de altura del que fui victima, finalmente pude ascender muy a las 6 de la mañana a una de las siete maravillas del mundo moderno: Machu Picchu. Cualquiera que haya viajado a este punto del planeta sabe que allí hay una energía especial y  mágica que te conecta con el pasado y te renueva por dentro. Un lugar sagrado que me revitalizó y me abrió la mente, un viaje que quería hacer hace cuatro años acompañada y que por fin logre hacerlo, esta vez, sola.

Machu Pichhu ( Perú)

Estos 90 días estuvieron cargados de infinidad de emociones, la parte más juguetona, espontanea, aventurera  y creativa de mi niña interior salio y no quiso volver a entrar, se quito la mascara del temor y se enfrentó al universo  como si fuera nuevo,  gracias a ello me lance cuesta abajo y en medio de la nieve en Vall de  Nuria, un valle de los Pirineos en la provincia catalana de Gerona a 2000 metros de altura, fui feliz, inmensamente feliz y libre a pesar del frió y un par de golpes fuertes que tuve por el exceso de velocidad al que me desplazaba. 
Y la niña interior también me llevó a navegar y a hacer  snorkeling intentando vencer mi miedo al agua en Key West,  uno de los tantos Cayos turísticos que fue hogar de piratas, pescadores y  comerciantes hace un par de siglos en la Florida, no fue fácil enfrentarme a mar abierto a mi miedo, me temblaban las piernas y el corazón se me quería salir pero ya estaba allí, frente a frente con el que una vez me hizo daño, tenia la plena convicción  que no quería volver a casa sin  haberlo superado.
Y es que fueron tantas las vivencias a lo largo de estos tres meses que me cuesta recordar cual fue la mejor. Recorrí pueblecitos franceses en pleno invierno: Biarritz, Bayonne, Hendaye,Saint Jean de Luz, conocí el País Vazco: Bilbao, Munguia, Pamplona,Getaria, Artminza y  muchos lugares costeros llenos de historia, con sus amplios puertos y hermosas edificaciones que se quedaron para siempre en mi retina. Recibí mucho amor, ternura y escuche palabras cariñosas que aun hoy me cuesta aceptar ( hay que reconocer que aun trabajo en la confianza de volver a creer en el afecto que me brinda la gente). Me morí de frió con el invierno europeo pero nada que litros y litros de café no pudieran solucionar, tome  cerveza y sus mil variaciones, fernet, agua de coca, tequila, vino tinto, rosado, clarete, Pacharan y en otra parte del planeta mi amigo Jano me  enseño por primera vez a preparar la bebida típica del Perú: El Pisco Souar. El paladar no se canso de probar cuantos sabor desconocía , desde lo mas simple hasta lo más picante pasando por platos elaborados y exquisitos postres en todos y en cada uno de los lugares visitados.





 Algunos platos de la gastronomia Peruana: Ceviche. Papa a la Huancaina y habas

A medida que los días se sucedían  escuche casi las cinco mil  canciones que tiene mi Ipod,  tome siete mil fotografías y grabe trecientos vídeos, lloré, me puse nostálgica, añore, reí a carcajadas,bese, toqué, acaricie, invente cuentos infantiles, me tire en el piso, me colé en un desfile de danzas tipicas y en una foto  de un grupo cristiano en Arequipa. Salte sin parar para lograr una fotografía en un paisaje maravilloso en Ollantaytambo  y  visite cuanta ruina Inca y Maya encontré. Navegue en el Lago Atitlán,considerado el más lindo del mundo y que se encuentra rodeado por tres volcanes, caminé en un desierto, fui presa fácil del consumismo americano , acaricie una tarántula, me dio soroche, hice amigos argentinos, polacos, guatemaltecos y peruanos. Visite la Reserva Natural de Paracas y admire hasta el cansancio a los  pingüinos y  a los lobos marinos. Escuche 22 lenguas Mayas, Inglés, Quechua, Francés, Euskera, Portugues y Español, pase Navidad en un avión y año nuevo en Francia, mi cena de Año nuevo fue una sopa de verduras, pate, pan y un vaso de agua y uno de Pacharan, eso si en la mejor compañía y muy querida por mi inolvidable y gran amigo Juanito.
Recorrí mil iglesias y me maraville con el arte religioso en Lima, sobrevolé las lineas de Nazca, dormí en los buses mientras me trasladaba de un destino a otro, en tren, en aviones, en hoteles, en  hostales, en sofá cama, en casa de amigos, frente al mar , en casa de la familia y hasta en un prado me heché una siesta de tanto cansancio por horas y horas de caminatas ininterrumpidas. 
Me engorde 10 kilos, cambie 3 veces de uso horario, no me depile las piernas durante un mes, anduve crespa, perdí una tortuga que me habían pedido cuidar, cargue en mis brazos a un cocodrilo en los Ever Glades, fui alimento para peces, escribí en la arena,  conocí la casa de Shakira,Antonio Banderas, Madonna y Ricky Martín. Estuve en la función de ballet de mi sobrina, viajé a  Barcelona y fui felíz al visitar la obra de Gaudi "La Sagrada familia" y en Getaria  el museo de Cristóbal Balenciaga.

Le hice un  pesebre de papel a mi sobrina  y le invente cuentos hasta el cansancio con miles de personajes sacados de la imaginación, entré a  los bares de " Los Vascos malos", oí hablar de Hugo Chávez, de la decadencia de la sociedad española, de la crisis, me reí hasta el cansancio de las películas dobladas al castellano y de ver a Bart Simpson  diciendo " gilipollas". Cuide la salud de mi hermana por unos días, no me tome "las pastillas" para el terrible mal que me habían diagnosticado y que no era otra cosa más que stress, acudí a la cita del 12:12:12 y aproveche la que aun no se si fue cierta "alineación" de los planetas, para cargarme de energía y reconectarme, vi una lluvia de meteoritos  y sobreviví al fin del mundo.


 Y aquí estoy con el alma nueva, el corazón tranquilo y el cuerpo descansado, estrenado año, con ganas de volver a tomar mi maleta, mi cámara, un par de calzones, mi pasaporte y salir a volar de nuevo a descubrir (me) el  mundo. Aquí estoy, siento que he aprendido a vivir conmigo, con mi soledad, he aprendido a escucharme, a perdonarme, a sentirme, ya no me aterra enfrentarme al mundo y comérmelo. Descubrí que ya puedo ser paciente,  que no me conecto con la mala vibra de la gente y que puedo ser feliz con las pequeñas cosas que a diario me encuentro, confirmé una vez más que no cambiaré nunca tranquilidad por dinero ni por estatus social, hago y haré solo cosas que me den placer y me hagan inmensamente feliz.

He aprendido a mirarme por dentro,  a ver mis heridas, lamerlas y hechar pa' lante, he aprendido a aceptar a la gente con sus virtudes y defectos sin juzgar y querer cambiar, he aprendido a recibir el cariño aunque debo trabajar mucho más en la confianza de las palabras cariñosas que me dicen, fui herida y me cuesta mucho creer en la veracidad de ellas, pero lo intento a diario y recibo con cariño cada cumplido, entre ellos el mejor que me han dicho en años " ya te hiciste mujercita"...

Descubrí que no quiero ser una neurótica, que la perfección intensa no conduce a nada bueno, que es viable dejarse llevar por la marea y no planificar tanto, aprendí que la libertad se la da uno con sus acciones y con su pensamiento, reafirmé que soy la mujer más romántica, tierna y cariñosa que existe y que nadie va quitarme nunca esto, quiero seguir viviendo y disfrutando de instantes como este que muestra el video, tan coloridos, tan llenos de vida, sola o acompañada de alguien que no quiera nunca soltar mi mano.




Doy gracias  por lo que soy,  por  lo aprendido, por estar aquí, ahora, más tranquila, más llenita de todo. Por poder escribir este post ,aunque largo, lleno de pasión  y alejado del ego, aunque pueda ser interpretado por muchos así. He vuelto a casa y la mayoría de las cosas están como yo las deje, pero algo ha cambiado, ya no soy la misma.